Es tiempo de
tomar una actitud responsable y honesta frente a la sexualidad. Estamos
invadidos por una educación sexual fraccionada; por un lado, desde la moral con
su doble discurso lleno de mitos y miedos, y por el otro lado, desde lo
fisiológico con un discurso alarmista y castrador.
La sexualidad, en
lugar de aprovecharse como una sublime fuente de energía, parece que la
tendencia dominante ha sido traducirla en un detonante de distracción,
frivolidad, relaciones de poder, miedos y tabúes.
Esta educación, sumada a la invasión de los estímulos sexuales impartidos en los medios de comunicación, hacen que nuestra sexualidad se manifieste como una genitalidad urgente.
Esta educación, sumada a la invasión de los estímulos sexuales impartidos en los medios de comunicación, hacen que nuestra sexualidad se manifieste como una genitalidad urgente.
Históricamente se
ha intentado separar a la sexualidad de la espiritualidad, cuando en realidad ninguna existe sin la otra. Fue a través de un acto de unión sexual
que cada uno de nosotros obtuvimos la vida. Entonces, ¿por qué no vivir la
sexualidad como una fuente de vida, o como un camino a la espiritualidad, como
un medio de comunicación profunda con nosotros mismos y con nuestra pareja?
A pesar de la vasta información al alcance sobre este tema, son pocas las personas que se informan sobre su sexualidad. Los hombres la resumen en su pene, siendo muy pocos los que conocen cómo éste funciona.
En las mujeres, la ignorancia de su propia sexualidad es aún más grave; primero porque sus genitales no están tan expuestos como los genitales de los varones, y segundo porque han delegado la responsabilidad de su lenguaje sexual a sus parejas, los hombre, quienes a su vez creen saber mucho sobre este lenguaje femenino, el mismo que ni las mismas mujeres lo han descubierto aún.
A pesar de la vasta información al alcance sobre este tema, son pocas las personas que se informan sobre su sexualidad. Los hombres la resumen en su pene, siendo muy pocos los que conocen cómo éste funciona.
En las mujeres, la ignorancia de su propia sexualidad es aún más grave; primero porque sus genitales no están tan expuestos como los genitales de los varones, y segundo porque han delegado la responsabilidad de su lenguaje sexual a sus parejas, los hombre, quienes a su vez creen saber mucho sobre este lenguaje femenino, el mismo que ni las mismas mujeres lo han descubierto aún.
En la medida que no asumamos la responsabilidad sobre nuestra propia sexualidad, en la medida que sigamos nutriendo la genitalidad urgente y creando seres no satisfechos sexualmente, estaremos incrementando la necesidad de vivir la sexualidad a plenitud. Esta insatisfacción definitivamente provoca violencia y frustración tanto en hombres como en mujeres, alimentando inconscientemente una sociedad desequilibrada y agresiva.
La sexualidad es una matriz con múltiples dimensiones: una forma de relajamiento, un estimulante, una fuente de placer, un medio de comunicación profunda, un camino a la espiritualidad, un instrumento de amor, además ser utilizado para la reproducción de la especie. Como también puede ser una mercancía, un débito carnal, una adicción, o un objeto de estudio, y puede causar frustraciones e inhibiciones. Lo importante es que cada uno de nosotros seamos responsables y asumamos conscientemente la o las actitudes determinadas de cómo vivir nuestra actividad sexual.
La sexualidad es una manifestación que está latente en todo ser humano desde el día de su nacimiento hasta el día de su muerte. Y ésta se manifiesta en el momento menos indicado y en el lugar y con la persona menos esperada. Por lo tanto, es fundamental llegar a tener maestría de nuestra propia sexualidad.
Esta maestría la podremos obtener en el momento que reconozcamos a totalidad nuestra geografía sexual y la respuesta que ésta tiene a los diferentes estímulos, que definitivamente varia de una persona a otra.
No podemos
esperar el fracaso en las relaciones sexuales para empezar a abordar un tema
que es la fuente de nuestro éxito en la vida. Inclusive, para aquellas personas
que han optado por el celibato deberán estar claras, más allá de su inclinación
espiritual, que si bien no tendrán actividad sexual, deberán vivir en la conciencia
de sus genitales, usar su esencia y su energía vital para enriquecer su cuerpo
sutil, cuidando de no bloquear la energía que sus genitales les provee.
Es nuestra
responsabilidad sacar la sexualidad de la clandestinidad.
Sexo y Amor, la alquimia poderosa
No hay nada que
pueda reemplazar al Amor. Cuando esta energía universal se materializa en un
sentimiento, es el sexo el medio idóneo para expresarlo.
Amor y sexo,
alquimia poderosa para fusionar la dualidad del ser humano (materia y
espíritu), fortalezas entregadas (hombre / mujer) para complementarse a través
de la expresión de sus polaridades (masculino y femenino), entre sí y con el
todo.
Este tremendo
poder encargado a la humanidad, lamentablemente no ha sido aún reconocido por
la gran mayoría.
El sexo no
funciona sólo a través de la genitalidad, éste está íntimamente relacionado con
las emociones, con los valores y con las estructuras mentales personales. Esta
manifestación global es la sexualidad.
Es una manifestación natural que hasta ahora es desconocida, ignorada y frecuentemente reprimida, y cuando es abordada, es absolutamente distorsionada. Esta actitud represiva, castradora y manipulada de la sexualidad, se imprime en la estructura conceptual y emocional del ser humano creando el patrón inconsciente que más tarde regirá la vida sexual del individuo.
Una parte considerable de las improntas que van definiendo nuestra identidad, son provistas por experiencias ligadas a nuestra sexualidad –fenómeno avalado por las narrativas mitológicas de diversas culturas.
Es una manifestación natural que hasta ahora es desconocida, ignorada y frecuentemente reprimida, y cuando es abordada, es absolutamente distorsionada. Esta actitud represiva, castradora y manipulada de la sexualidad, se imprime en la estructura conceptual y emocional del ser humano creando el patrón inconsciente que más tarde regirá la vida sexual del individuo.
Una parte considerable de las improntas que van definiendo nuestra identidad, son provistas por experiencias ligadas a nuestra sexualidad –fenómeno avalado por las narrativas mitológicas de diversas culturas.
Hacer el Amor o Estar en el Amor
La sexualidad
provoca el encuentro profundo entre un hombre y una mujer, acto que promueve
constantemente la fusión con el todo. Esta unión posibilita la circulación de
toda la corriente energética universal que rige lo manifestado.
Si la unión
sexual es la energía por la que todos hemos recibido la vida- ¿por qué no vivir
la sexualidad como un camino de fusión con el Creador?
Al igual que en
la física, para que una bombilla tenga luz eléctrica, ésta debe estar conectada
a un polo positivo y a un polo negativo. En el hombre, la polaridad de los
genitales es positiva y la polaridad de su corazón es negativa. En la mujer, los
genitales vibran con polaridad negativa y su corazón con polaridad positiva.
Por lo tanto, al fusionar conscientemente
estas polaridades opuestas se dará la apertura al verdadero amor, producirá la
luz.
La fusión de los polos opuestos de estos cuerpos físicos crea naturalmente una zona energética muy potente, la energía del amor; la misma que por su propia inteligencia trasciende a experiencias infinitas que no son bienes de las estructurales mentales preestablecidas. Esta conexión nutrida por la información de los cinco sentidos, es “estar en el amor”.
La mente es embestida de forma excesiva con estímulos sexuales por los medios de comunicación. Esta constante sobre estimulación hace que el hombre no actúe por el natural impulso del encuentro de su cuerpo con el de su pareja, sino se deja llevar por ese ajeno patrón sobrecargado de conductas determinadas y fijas que distan diametralmente de su realidad. Y la mujer, dominada por los estereotipos de belleza impuesta y obligada a usar el lenguaje sexual masculino que dista enormemente del genuino y desconocido lenguaje femenino, no permite que se exprese adecuadamente su sexualidad y cierra la manifestación de su femineidad.
Es
responsabilidad tanto del hombre como de la mujer enfrentar este tema con profundidad
y honestidad y encausarse al objetivo real y verdadero de las relaciones
sexuales, el cual no es el orgasmo; este es un medio, no el objetivo.
Sexualidad y Nueva Era
Se dice que desde
los años 60 comenzamos a transitar una Nueva Era, o la presencia del Sol en el
signo de Acuario, y que eso marca el proceso evolutivo del planeta Tierra y de
lo que en él habita.
Como suele
suceder cada vez que ocurren cambios trascendentales en la humanidad, hay una
minoría que comienza a darse cuenta del cambio y una mayoría que lo niega
asustada y refugiada en la comodidad y seguridad de lo conocido.
Sin embargo, lo neguemos o no, algo está
cambiando entre nosotros y cada vez es más difícil
ignorarlo. Los cambios están
a la orden del día en política, economía, el comportamiento social y las
relaciones interpersonales.
Diríamos que el
mundo está en caos. Lo inesperado y
lo no convencional son la regla.
La medicina está
cambiando. Las terapias holísticas que toman en cuenta al ser humano en forma
integral han ido ganando espacio. A un enfoque moderno en donde se tomaba en
cuenta el aspecto físico y el emocional, se le está sumando ahora el manejo de
la energía, así que se amplía aún más el panorama de lo que podemos hacer para
ayudar a equilibrar a un ser humano.
Todo esto también
está ocurriendo en el ámbito de la Sexualidad.
Hay un despertar
de consciencia. Un llamado del corazón por liberar a la actividad más poderosa
y hermosa de los seres humanos de la cárcel en que las ideas mentales, las
creencias de una consciencia colectiva la han tenido presa.
La pulsión
sexual, la unión de dos personas atraídas por la fuerza del deseo sexual, es la
puerta para un proceso de transformación.
Hay mucho más de
la Sexualidad que una mera forma de expresar amor o una forma de liberar tensión.
La Sexualidad es
la recreación del momento más sagrado de la existencia- el momento de la
Creación.
No estaríamos
aquí si no existiese la Sexualidad. No sólo no
estaríamos como seres humanos, simplemente no existiría el Universo. Porque
todo acto creador, del tamaño y la importancia que sea, es el resultado de un
acto de unión de dos cualidades que son diferentes y a la vez complementarias.
Esa comprensión
profunda y filosófica de la Sexualidad es lo que se está despertando en las
consciencias de los seres humanos en este proceso evolutivo.
Otro fenómeno que
caracteriza este momento de cambios es la gran integración de información que
está ocurriendo a todo nivel.
En la Sexualidad, la fusión de conocimientos milenarios de culturas orientales como la china y la
hindú, con conocimientos científicos de la cultura occidental, está produciendo
un cuerpo de conocimientos fascinante e ilimitado.
El aspecto sagrado
de la sexualidad, su poder transformador y el arte que representa, han sido
secretos celosamente y efectivamente guardados por el Tantra hindú, el Taoísmo
chino, la Gnosis Cristiana, la Cábala hebrea y otras escuelas de iluminación
espiritual. (Ver video de Sexologia al final del tema)
Pero los tiempos
modernos están permitiendo que esta información esté al alcance de todo aquel
que la quiera buscar. Y son muchos los que la están buscando, porque ya han
cruzado el umbral entre una experiencia de vida automática, acorde a la
consciencia colectiva, hacia una experiencia de vida individual, de expansión,
acorde a su propia consciencia.
Cuando un hombre
y una mujer se sienten atraídos sexualmente están frente a un potencial de
evolución. Juntos podrán darse salud, bienestar, felicidad, y también darse los desafíos del
crecimiento espiritual. Juntos son una unidad creadora de proyectos, de hijos y
de Amor.
Energéticamente
el sexo es el resultado de la atracción de una carga positiva y una carga
negativa. La carga positiva
es la cualidad masculina. Es la naturaleza eléctrica que se mueve, que penetra,
que impregna de intención. La carga negativa
es la cualidad femenina. Es la naturaleza magnética que recibe, que atrae, que
nutre y soporta. Que se moldea de acuerdo a la intención que sobre ella se
coloca.
Del acto de
interacción entre ambos, del acto de hacer el amor, se produce una explosión
orgásmica que lleva a la manifestación.
La energía que se
produce en la unión de las dos polaridades se llama Energía Sexual, y es la
energía de vida, la fuerza de luz que anima a la materia.
Todo nuestro
planeta y todo el universo es el resultado del eterno Hacer El Amor del Dios
Padre/Madre Creador, en donde la cualidad masculina con su idea o voluntad penetra el océano de Amor que es la cualidad femenina, y de la explosión
orgásmica puede crear una pequeña hormiga que camina sobre la tierra, o puede
crear una estrella.
La Sexualidad
humana es la recreación en nuestro plano físico de la verdad que está
ocurriendo eternamente en todo el Universo, por eso es un acto sagrado.
La Energía Sexual
que anima la materia se encuentra circulando en nuestro cuerpo todo el tiempo.
Es nuestra energía de vida.
En este diseño
tecnológico que es nuestro cuerpo, el principal depósito de esta energía de
vida o Energía Sexual está en la base del tronco; contenida, compactada en las
glándulas sexuales y recorriendo permanentemente el cuerpo a través de
corredores energéticos ubicados a nivel de la columna vertebral.
Esta Energía Sexual nutre a las células de nuestro cuerpo físico dándoles vitalidad para expresar su perfección. Igualmente, nutre a nuestro cuerpo emocional produciendo una intensificación de las emociones positivas como alegría, generosidad, confianza, esperanza y paz.
También impacta a nuestro cuerpo mental, incrementando nuestra inteligencia, intuición y creatividad.Y finalmente, impacta nuestro cuerpo espiritual permitiendo unirnos en Amor a otro ser y a través de ese ser unirnos con el Dios Padre/Madre Creador.
Hacia donde nos
conduce nuestro proceso evolutivo es hacia vivir la sexualidad de manera más
completa y expandida.También impacta a nuestro cuerpo mental, incrementando nuestra inteligencia, intuición y creatividad.Y finalmente, impacta nuestro cuerpo espiritual permitiendo unirnos en Amor a otro ser y a través de ese ser unirnos con el Dios Padre/Madre Creador.
La Sexualidad de
la Nueva Era hay que comenzar a construirla.
El primer paso es
limpiarla de las creencias, conceptos mentales y memorias emocionales que
impiden la circulación de esa energía y la aceptación psicológica de la
experiencia. Sigue por conocer
nuestra fisiología, conocer las cualidades de la energía y aprender a
cultivarla, a incrementarla y circularla.
De la práctica
ética y disciplinada de honrar, cultivar y expandir la Energía Sexual se
produce como resultado una transformación del individuo:
- Un cambio en su nivel de conciencia.
- Una expansión del corazón y sus centros cerebrales superiores que le permite que tenga acceso real y tangible a los abstractos conceptos espirituales de Amor Incondicional, trascendencia del ego, despertar de consciencia y conexión con el Todo.
Si bien se pueden lograr grandes cambios evolutivos del cultivo individual de la Energía Sexual, la conexión de la pareja es la forma perfecta, la intención original del Creador, para lograr la profunda transformación para la que estamos aquí.
- Un cambio en su nivel de conciencia.
- Una expansión del corazón y sus centros cerebrales superiores que le permite que tenga acceso real y tangible a los abstractos conceptos espirituales de Amor Incondicional, trascendencia del ego, despertar de consciencia y conexión con el Todo.
Si bien se pueden lograr grandes cambios evolutivos del cultivo individual de la Energía Sexual, la conexión de la pareja es la forma perfecta, la intención original del Creador, para lograr la profunda transformación para la que estamos aquí.
La Sexualidad de
la Nueva Era está por crearse. Es nuestro propio
juego. Será el resultado
de la unión de conocimientos milenarios con conocimientos modernos. Tendrá tantos
nuevos colores y sonidos como seres humanos conscientes y despiertos hayan.
Será un concierto
vibracional de una riqueza infinita, porque será el resultado del Amor y la
Energía Sexual propia y particular de cada pareja conectada a través del
corazón, con la consciencia del espíritu en su experiencia terrenal.
De manera que si queremos consumar el proceso evolutivo en el que aparentemente nos encontramos inmersos y alcanzar colectivamente un rediseño de los viejos paradigmas, es indispensable elevar la frecuencia de nuestra vida sexual.
De acuerdo con la tradición hinduista esta serpiente se encuentra replegada, enrollada tres veces y media en torno al Lingam (el cual simboliza el cuerpo físico de la deidad), y la evolución personal no podrá consumarse del todo si no se es capaz de despertar a este ser en un proceso que involucra el recorrido de esta fuerza por cada uno de los siete chakras principales –travesía que habrá de llevar a cabo a través del canal energético central, el sushuma nadi, en un proceso que detonará inenarrables episodios místicos.
De manera que si queremos consumar el proceso evolutivo en el que aparentemente nos encontramos inmersos y alcanzar colectivamente un rediseño de los viejos paradigmas, es indispensable elevar la frecuencia de nuestra vida sexual.
La ansiosa búsqueda del orgasmo
Culturalmente estamos programados para asociar el sexo casi exclusivamente con el placer, y a este último con el orgasmo. Muchas personas consideran como un ejercicio fracasado el mantener un encuentro sexual que no derive en un orgasmo ‘explícito’. Pero el intercambio energético que mencionábamos anteriormente se potencializa de manera significativa cuando hay un orgasmo de por medio.
El ‘abusar’ de la frecuencia orgásmica sin tener conocimientos relativamente avanzados de manejo de energía puede provocar vacíos que repercuten en la salud física, emocional, y mental de una persona, e incluso se considera que atenta directamente en contra de la longevidad.
Y como suele ocurrir con cualquiera de las grandes fuentes de poder, el orgasmo manifiesta un marcado doble filo: puede ser un vehículo que te ayude, literalmente, a iluminarte –con la lucidez mental y la fortaleza física que este proceso implicaría– y por el otro lado es una fuerza que puede fácilmente desahuciarte si no es canalizada adecuadamente.
El Poder de la Serpiente
En ciertas tradiciones esotéricas se le asigna a la energía sexual la figura de la serpiente, siendo la metáfora más popular la empleada por el hinduismo en la cual se nombra a la serpiente como Kundalini.
Lo anterior se debe a que nuestra energía corpórea se manifiesta en una intempestiva hebra que yace dormida, esperando a ser activada en la base de nuestra estructura, específicamente junto al sacro –coincide con la ubicación del primer chakra, el Mulhadara.
Lo anterior se debe a que nuestra energía corpórea se manifiesta en una intempestiva hebra que yace dormida, esperando a ser activada en la base de nuestra estructura, específicamente junto al sacro –coincide con la ubicación del primer chakra, el Mulhadara.
De acuerdo con la tradición hinduista esta serpiente se encuentra replegada, enrollada tres veces y media en torno al Lingam (el cual simboliza el cuerpo físico de la deidad), y la evolución personal no podrá consumarse del todo si no se es capaz de despertar a este ser en un proceso que involucra el recorrido de esta fuerza por cada uno de los siete chakras principales –travesía que habrá de llevar a cabo a través del canal energético central, el sushuma nadi, en un proceso que detonará inenarrables episodios místicos.
Finalmente, al llegar al Sahasrara (conocido como chakra corona), esta serpiente florecerá sobre nosotros, proyectándose a lo largo del conducto que nos enlaza con la energía divina –por cierto este acto es uno de los que se asocian específicamente con el hecho de iluminarse.
El encausamiento de la energía sexual
Generalmente cuando la energía sexual se hace presente en nuestros cuerpos, un pulso que si observamos unos instantes podemos fácilmente ubicar centímetros debajo de nuestro ombligo (región que aloja el chakra raíz), lo interpretamos como un urgente llamado que requiere de una respuesta física y explícitamente sexual –ya sea que busquemos la cópula o al menos, para consolarnos, la masturbación. Sin embargo, resulta que la misma energía que podemos encausar a través del conducto sexual es la que utilizamos para propulsar nuestra creatividad.
La próxima vez que escuches el llamado de este tipo de energía, recuerda que el sexo no es la única manera de canalizarlo, y si intentas conducirla hacia una actividad que involucre tu centro creativo, seguramente obtendrás resultados interesantes y habrás exitosamente circulado el aliento de la serpiente.
En síntesis, la sexualidad en conjunción con su manejo consciente es un tangible vehículo para desarrollar nuestra espiritualidad y también es quizá la mayor herramienta evolutiva que existe a nuestro alcance.
Fuente:
Sexualidad Actual: Genitalidad Urgente. Susana Bermeo Ponce
Sexualidad en la Nueva Era. Maria Gabriela Santini (Médico Fisiatra)
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