Cuenta una leyenda que antes de que la humanidad existiera, los duendes se reunieron para hacer una travesura. Uno de ellos dijo:
Pronto serán creados los humanos. No es justo que tengan tantas virtudes y posibilidades. Deberíamos hacer algo para que les sea más difícil seguir adelante. Llenémoslos de vicios y de defectos; eso los destruirá.
El más anciano de los duendes dijo: - Está previsto que tengan defectos y dobleces, pero sólo servirán para hacerlos más completos. Creo que debemos privarlos de algo que les haga vivir cada día un desafío.
Un joven y astuto duende comentó. - Deberíamos quitarles algo que sea importante... pero, ¿qué?
El viejo duende exclamó: - ¡Ya sé! Quitémosles la llave de la felicidad.
¡Excelente idea! gritaron los duendes. El viejo duende siguió: - El problema va a ser dónde esconderla para que no puedan encontrarla.
El primero de ellos tomó la palabra: - ¡Escondámosla en el fondo del mar!. - No, recuerda que tienen curiosidad; algún día construirán un aparato para poder bajar y entonces la encontrarán fácilmente.
-¡Escondámosla en otro planeta¡... A lo cual los otros dijeron: - No, recuerda su inteligencia, un día construirán una nave en la que puedan viajar a otros planetas y entonces la descubrirán.
Un duende viejo, que había permanecido en silencio escuchando las propuestas de los demás, se puso de pie en el centro y dijo: - ¡Se dónde ponerla para que no la descubran!
Todos, asombrados, preguntaron al unísono: ¿Dónde? El duende respondió: - La esconderemos dentro de ellos mismos... muy, muy cerca de su corazón. Así, estarán tan ocupados buscando la felicidad, que no se detendrán a pensar que la felicidad está dentro de cada uno de ellos, muy cerca de su corazón.
☺ No hay deber que descuidemos tanto como el deber de ser felices.
Stevenson, Robert Louis
☺ Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una. Voltaire, François Marie Arouet
☺ La felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación.
Kant, Inmanuel
☺ Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias.
Locke, John
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